
Bueno, a lo que iba. Empecé allá por el año...buff, no lo quiero ni decir, simplemente os diré que España aun no era ni campeona de Europa siquiera.
Mi primer contacto con la Uc3m fueron los famosos "Cursos Cero" (¿siguen existiendo?), primer y breve contacto, porque fuí dos días. Lo de llamarlos "Cursos Cero" no sé si era por lo de "empezar de cero" o por lo de "reducir tu moral a cero", porque yo, un yogurín recién salido de un instituto público, me acojoné al ver ese uso indiscriminado de intergrales, derivadas, sumatorios, vectores y demás aberraciones matemáticas.
Por suerte no era el único, tenia un par de amiguetes que ya conocía del instituto, que estaban igual que yo. Mal de muchos, consuelo de tontos, ya sabéis...
Llegó el primer día de clase oficial. Edificio 7 del campus de Leganés, nuevecito, a estrenar. Tanto era así que no aparecía ni en los planos. Unos pupitres de última generación, cuya mesa se deslizaba para acercártela a tu gusto, eso si que era confort, comparado con las mesas tuerce-columnas de otros edificios.
Aprendí a jugar al mus. Sí, sí, os lo juro, jugando al mus en la EPS, aunque parezca mentira. Descubrí las magníficas palmeras de chocolate, el cruasán plancha y demás delicias cafeteriles de la Uc3m. También me aficioné al café, yo que siempre había sido de leche y Colacao.
El curso siguió, y yo, acostumbrado a ser chico de estudiar el día antes y aprobar, me confié y me pegué un piñazo enormérrimo con las notas del primer cuatrimestre.
Os preguntaréis... ¿cuántas? Como os gusta disfrutar del mal ajeno ¿eh?, os lucráis con ello cosa mala... En fin, lo diré... TODAS. Como lo lees, todas las asignaturas del primer cuatrimestre al hoyo. Mi padre casi me cuelga de los pulgares cuando se enteró.
Cuando me viene este momento a la mente, siempre me acuerdo de un anuncio de SM de hace unos años, que decía:
"Pablo Picasso nació muerto, no respiraba. Su tío, que era médico, se
inclinó y exhaló el humo de su puro sobre la nariz de Pablo, que finalmente se
removió y empezó a llorar. Creo que un mal comienzo nunca es definitivo."
Por tanto os diré, que si yo he podido sobrevivir en la Carlos III después de esa hecatombe inicial, cualquiera puede.
Sed buenos, carlistas.