Llega un momento en la vida de todo carlista en la que tiene que elegir entre su orgullo y su aprobado. Sí amig@s, os hablo de nuevo de las revisiones.
Escribo esta segunda parte porque hoy, me ha tocado de cerca, y he tenido que ir a una. No diré asignatura ni nombres porque no me pagan para echar mierda a nadie (en realidad no me pagan por escribir nada).
He sufrido en mis propias carnes los 5 estados por los que uno pasa en esta situación:
1) Mientras miras el examen, te das cuenta de lo retrasado que eres y de que has fallado más que El Dioni jugando a los dardos.
2) Te autoesperanzas (¿existe esta palabra? me da igual...) y te haces tus ilusiones diciendo "Rascaré de aquí y de allá, y puede que me apruebe".
3) El profesor revisa tu examen y confirma lo retrasado que eres, por lo que pasas de cien a cero en un segundo. A veces suelen rematar la faena diciendo: "Y eso que he sido generoso puntuando"... ¿por qué ha tenido que decir eso?.
4) Odio, indignación e improperios varios hacia el profesorado/universidad/Cristo y demás deidades.
5) Autoconsuelo, y de nuevo otra esperanza: la de aprobar en Junio.
Resumiendo, que sales de una revisión con la sensación de haber perdido el tiempo, como Belén Esteban viendo Saber y Ganar.
"Y eso que he sido generoso puntuando", esta gran frase asesina nunca falta.
ResponderEliminarY la sensación de haber esperado horas para nada... lo peor.
"¿por qué a tenido que decir eso?"
ResponderEliminar¿Dónde fue la hache?
Uy que fallo más tonto... Gracias!
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